¿Por que me gusta el Yoga? En silencio llego, cojo la esterilla, tomo conciencia de sí en este momento, hago mis introspecciones, posturas y respiraciones, contemplo mis actitudes, me siento bien, me siento mal, observo y saco mi enseñanza.
Después plegaré mi esterilla y me iré a la calle, solo, seguiré siendo Yo, con mi traje de persona, mejor, peor, regulín-regulan, decente, indecente, irónico-ingenuo… Y todas esas cosas. Por encima de todo seguiré siendo una máquina de darme cuenta.
¿Por que me gusta el Yoga? Puedo dar una clase a muchas personas, pero al día siguiente en las baldosas de mi casa, extenderé la esterilla y estaré solo. Y ademas me gustará estar solo. En mi soledad esencial. Sacaré mi esterilla y volveré a mi silencio, a mi experiencia. Ese momento ha comenzado a impregnar mi vida de modo permanente.
¿Por qué acepto el Yoga? Porque no pretendo influir sobre nadie. Porque no me hace mejor que nadie. Porque no tiene palabrería, ni vanidad. Tiene un punto esencial, desnudo. Porque solo es Yo con yo. Nada es precondicionado. Mi cuerpo se mueve, y yo observo. Mi cuerpo respira y yo siento. Mi mente habla y yo escucho lo que se mueve en el silencio, sabiendo que es un ruido del viento.
Recogeré mi esterilla y el mundo seguirá girando, como siempre ha girado. Quizá mañana muera la Tierra y todo seguirá igual. En un eterno silencio. Las Montañas seguirán erguidas, las nubes perpetuas iluminando. El sol quemando de vida. El árbol resplandeciendo belleza, el hermano oso timidez, y el lobo salvajismo y camaradería. El águila la observación y el soplo de vida, el castor el trabajo. Todo seguirá por sí mismo.
Moriré. Volveré a encarnar y el mundo seguirá girando. Porque Yo lo hago girar, porque Yo soy nada mas y nada menos que el Mundo (y no es una metáfora). Yo soy ESO. Por eso me gusta el Yoga. Porque habla de mi. Porque lo que hace Yoga es ESO. Sin palabras, con silencios. ESO.